Me prometí a mi misma que no iba a dejarme llevar. Te juré, aunque no estabas presente, que no me ibas a encontrar.
Prometí que no me iba a dejar llevar por tu sonrisa, por tus ojos dulces color almendra, por tus palabras derretidoras, por tus abrazos, tus caricias, tus irritantes indirectas, por vos...
Juré no enamorarme. Y acá estoy, deshojando margaritas, pretendiendo decifrarte, extrañandote en secreto.
Yo sé, sé que sabés todo, o un poco de lo que siento. Sé que tus palabras no son por nada y también sé, que no tenés idea de cuanto me duele. Si lo supieras me dirías lo que creo querer escuchar, o dejarías de crearme esta confusión que tanto odio, diciendome palabras encantadoras y acercandote demasiado.
No me entiendo ni yo misma, y mucho menos te entiendo. Pero hay algo que no va a cambiar: te quiero, y espero que vos también lo hagas, como el último pétalo de mi margarita me lo contó.
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